La diócesis despidió a Mons. Fortunato Bedoya

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exequias-FortunatoCon una celebración Eucarística en la Catedral San Nicolás el Magno de Rionegro, la diócesis de Sonsón Rionegro le dio el último adiós al padre Fortunato Bedoya Franco, quien falleció el día martes 25 de octubre en el municipio de Rionegro.

La ceremonia religiosa fue presidida por monseñor Fidel León Cadavid Marín, obispo de la diócesis, y contó con la presencia de un número significativo de los sacerdotes del territorio eclesial y muchas personas de la comunidad diocesana, que se acercaron para despedir a este sacerdote de 91 años, ordenado en 1952, que dedicó su vida a la misión de la evangelización del pueblo de Dios.

En la homilía, monseñor Fidel recordó que la muerte en sí misma es un misterio que para los cristianos se esclarece al mirar a Cristo en la Cruz, que asumió toda la realidad de la muerte y nos abre la puerta de la vida en la resurrección.  Manifestó con dolor que nadie sabe las dificultades y lo que hay en la mente de las personas que pueden hacer un atentado de este tipo contra un sacerdote; “ahí se refleja la situación de la humanidad, la humanidad enferma y necesitada de redención y donde se sigue convirtiendo esa realidad en un reto para la iglesia en su misión, porque es el anuncio del reino, de la vida; un reto para la sociedad, porque quisiéramos estar libres de todo tipo de situación violenta, desagradables, inhumanas a las que son sometidas muchas personas en la vida cotidiana” expresó el obispo.

El padre Fortunato dio lo mejor de si para sembrar la vida nueva que Dios nos ha propuesto. Reconocemos y agradecemos la vida de este sacerdote de haber respondido al señor y comprometerse en la iglesia por el bien de todos los hombres. Agradecemos la vida de Dios en todas las personas que han hecho tanto por nosotros y han dado lo mejor de si dentro de la iglesia.

“Es un tiempo en que hablamos mucho de paz, por el tiempo en que vivimos y por el deseo de superar conflictos; pero esa paz tiene que cocerse dentro del corazón de cada uno de nosotros. Es necesario, para esa paz, que respetemos al otro y luchemos por la justicia para los demás y elevemos y defendamos la dignidad de cada uno; la iglesia lo ha repetido muchas veces: la vida humana, que es el primer valor que tenemos, hay que defenderla desde su concepción hasta la muerte natural y ese es un compromiso permanente; por eso nos duelen los abortos o que pasen también cosas con nuestros ancianos”.

El padre Fortunato fue hijo de José de los Santos y Ana Joaquina. Nació en Santo Domingo el 13 de octubre de 1925.  Perteneció a los Misioneros Javerianos de Yarumal y fue ordenado allí por Monseñor Miguel Ángel Builes el 29 de junio de 1952.  Fue Vicario Cooperador de El Peñol, Granada, La Unión, Abejorral, Marinilla, San Judas Tadeo y otras parroquias. En sus últimos años de vida estuvo en la Casa Sacerdotal la Transfiguración, donde residía junto a otros sacerdotes ancianos o enfermos.

“La última predicación del padre Fortunato, sin pretenderlo o sin buscarlo, con esta muerte, así como sucedió, tiene que ser un llamado a la iglesia y a la sociedad, de forma especial a nosotros los creyentes, para que allanemos siempre el camino donde todos quepamos, a nadie excluyamos,  a nadie dejemos a un lado, valoremos la vida en todos sus momentos. Siempre decimos ojalá sea un ‘nunca vuelva a suceder’ y cada sacrificio se convierte en un abono más a esa búsqueda de lo fundamental, del reino de Dios” añadió el prelado, en la homilía.

Para concluir, invitó a hacer el ofrecimiento del altar, en la eucaristía, al padre Fortunato, como una ofrenda agradable a Dios, porque la muerte de un inocente se parece a la de Cristo en la Cruz, que ofreció su vida por la salvación del hombre.

Escuche aquí la Homilía completa.

Encuentre aquí un artículo con la historia del Padre Fortunato, publicado en el periódico Vida Diocesana 122 de Julio de 2009

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