En la tarde del miércoles 7 de septiembre de 2016, falleció la Religiosa San Enrique, hermana de Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo, cuyo nombre de pila era Amanda Uribe Jaramillo.
La Diócesis de Sonsón Rionegro, en cabeza de monseñor Fidel León Cadavid Marín, el presbiterio y la comunidad diocesana, expresan su más sentido pésame a la familia de esta religiosa que por tantos años sirvió a nuestra iglesia particular. Pedimos al buen Dios que la acoja en su reino y a sus familiares les brinde consuelo.
Las exequias de la hermana San Enrique se realizarán hoy jueves 8 de septiembre a las 3:00 p.m. en la Basílica Menor Nuestra Señora del Carmen, de La Ceja.
Compartimos un Artículo que salió en el Periódico Vida Diocesana 137, de febrero de 2012.
Hermana María San Enrique
Viviendo el Bautismo en el Espíritu Santo
Por Juan Diego Agudelo
Director Ejecutivo de Asenred
La disciplina, el amor al sacerdocio de Cristo y el bautismo en el Espíritu han marcado la vida de esta religiosa que a lo largo de su existencia pareciera no haberse apartado ni un minuto de la presencia de Dios y que ve como una gracia especial ser hermana de monseñor Alfonso Uribe Jaramillo, uno de los Obispos más renombrados de la Diócesis de Sonsón Rionegro.
Nacida en el municipio de Sonsón, la Hermana San Enrique hizo parte de una familia campesina de once hermanos, de los cuales ocupó el último lugar; su familia de principios cristianos inculcó en ella el amor y el respeto hacia Dios; desde muy temprana edad fue internada en la comunidad de las Hermanas de la Sabiduría, en la ciudad de Bogotá, para iniciar su tercero de primaria; allí cursó hasta cuarto de secundaria y luego pasó a Medellín a la comunidad de Hermanas de la Enseñanza donde concluyó su bachillerato con énfasis en comercio exterior.
Recuerda que cuando llegaba de vacaciones se encontraba con dos sobrinas con las cuales era contemporánea y se iban para la finca El Roblal cerca al municipio de La Ceja; allí pasaban la temporada de navidad y junto con otros niños de la vereda, hacían la representación de los diferentes días de la novena de aguinaldos; “yo era la anfitriona, me tocaba preparar los guiones para las comedias que les presentábamos a los niños y adultos de la vereda, teníamos que ser muy serios a Ia hora de actuar, de lo contrario no nos traía obsequio el niño Dios”, afirma San Enrique mientras se le dibuja una sonrisa en su rostro.
Al terminar su bachillerato y ante la renuncia de su hermana San Alfonso para ingresar a la Congregación Siervas de Cristo Sacerdote, San Enrique empieza a trabajar como remplazo de su hermana en una agencia de arrendamientos y comisiones, empleo en el que estuvo por terminó de año y medio, pues su inquietud vocacional, también la hizo renunciar y seguir los pasos de su hermana Adela o San Alfonso.
Después de seis meses de postulantado, la Hermana Amanda recibió su hábito y a partir de este momento como símbolo de un cambio radical en su vida, cambia también su nombre y a partir de este instante empezaría a llamarse Hermana María San Enrique en honor a su hermano Enrique, sacerdote de la orden de los Carmelitas, y después de otros dos años de formación como novicia, empieza a prestar servicios en varios lugares donde tenía obras la Congregación, como secretaria de obispos, secretaria de despachos parroquiales, entre otras.
Por gracia de Dios y porque las demás hermanas vieron en San Enrique muchas cualidades, fue elegida cuando tenía 38 años, como Superiora General de la Congregación, por un período de seis años; afirma que esta fue una experiencia muy enriquecedora espiritualmente; “me tocó remplazar a Madre Angélica, quien estuvo dirigiendo a la Congregación por un periodo de 24 años; era joven e inexperta, me di cuenta que cuando uno se pone en las manos del Señor y le deja todo a Él las cosas funcionan; las hermanas fueron muy bondadosas conmigo, me decían que yo era una hermana que les daba paz, una hermana muy abierta que estaba siempre presta a las necesidades de todas”. Luego sale como a ocupar el cargo de directora de la Casa de Cristo Sacerdote en Medellín donde estuvo por un periodo de 16 años y después presta varios servicios en la Diócesis de Sonsón Rionegro.
En los caminos de la Renovación Carismática, la Hermana San Enrique predicó ante un auditorio de más de dos mil personas en un Encuentro Latinoamericano de Renovación, llevado a cabo en Los Ángeles, Estados Unidos; su intervención fue sorpresiva, ya que la conferencia que versaba sobre la sanación, le correspondía a Monseñor Alfonso Uribe, quien no pudo viajar por inconvenientes en la diócesis; así que los organizadores del evento le pidieron que diera la charla y como afirma San Enrique: “sin preparación, sin un papel y sin un vaso de agua hable durante 45 minutos y de todo lo que he hablado en mi vida, esa conferencia ha sido la más bendecida por el Señor.
La Hermana San Enrique se ha sentido completamente plena en su opción religiosa; desde hace varios años vive en Villa Angélica, donde comparte su vida con 22 religiosas; allí atiende y da consejo a quien lo necesita, afirma que en parte tiene el carisma de la sanación y mucho don de sabiduría; para ella ha sido una bendición haber sido hermana de monseñor Alfonso Uribe Jaramillo y acompañarlo como ecónoma diocesana y colaboradora junto con su hermana San Alfonso en la construcción el Seminario Nacional Cristo Sacerdote; rescata las palabras de monseñor Fidel León Cadavid en la eucaristía de aniversario de muerte de monseñor Alfonso Uribe Jaramillo, cuando afirmó: “Monseñor Alfonso se supo robar la confianza en la providencia del Señor”.
Hoy y gracias a sus años, San Enrique aconseja a los jóvenes que se enamoren del seguimiento a Cristo.